martes, 14 de agosto de 2007

La Resistencia al cambio


¡Hola Gente! Quiero pedir perdón por la demora, pero es que el tema que hoy les traigo lo quise trabajar a fondo, ya que me interesó mucho y estoy segura que les interesará a otros tantos. Más a los que se niegan a creer en las nuevas tecnologías como herramienta para educar.

Es sabido que el hombre teme a los cambios, porque teme a lo que desconoce, no por nada existe el dicho: “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Pero si lo que viene es realmente bueno, ¿no valdría la pena arriesgarse? Yo, como maestra de grado y futura profesora de informática, estoy convencida de que las nuevas tecnologías ayudan a que los chicos se motiven a aprender. Y no lo digo sólo por experiencia propia, sino por las experiencias que recibo indirectamente, de comentarios de otros docentes, por ejemplo.

Si recibo tantas buenas críticas sobre la tecnología como herramienta de educación, ¡no puede ser tan malo! Claro está que todo depende de cómo se utilicen las herramientas. Si yo quiero clavar un clavo con una tenaza se me va a hacer un poco difícil…

Pero ya me estoy yendo por las ramas. ¡Empecemos con el tema!
Como dije antes, lo nuevo o los cambios generan mecanismos de resistencia, que están presentes en todos los ámbitos donde se relacionen personas, porque es muy común en los individuos.

Para poder cumplir los objetivos es necesario vencer esa resistencia y el desafío es pasar de una actitud de resistencia a una actitud de cooperación.

Resistir significa cerrarse de antemano, no darle entrada a algo nuevo, poner un muro de resistencia a todo lo “diferente” sin darse la oportunidad de analizarlo antes de rechazarlo.

La resistencia al cambio es propia del individuo, pero se traslada a quienes forman parte de su entorno y es el principal enemigo que el docente debe vencer.

Si no se logra vencer el sentimiento de resistencia, esta se va transformando en otras figuras que van a entorpecer la posibilidad de adaptación al cambio.
Todo cambio implica para el docente una oportunidad de actualizarse, de crecer, de mejorar. El docente con personalidad emprendedora se adaptará con facilidad a los cambios e impulsará la adaptación de los demás.

Los procesos de cambio implican superar la resistencia y eliminar el miedo a lo desconocido (en nuestro caso las nuevas tecnologías). En esta negativa al cambio intervienen cuestiones personales muy profundas que se relacionan con sentimientos de autoestima y confianza propios y de nuestros semejantes.

Los cambios se producen a pasos agigantados, y uno de los grandes problemas es que muchos docentes no acompañan estos tiempos, pero deben vivir en ellos.

Muchos docentes se resisten a la propuesta de usar las nuevas tecnologías e internet. El problema es que, en el paso siguiente, además de resistir, esos docentes van a resentirse. Si ese rechazo se sostiene puede desembocar en una situación de crisis y de conflicto que perjudicará el normal funcionamiento de la institución. Por eso, conviene ir resolviéndolos a medida que se van originando y no esperar que se conviertan en instancias irresolubles.

El problema es que, si no se da un estado de bienestar y comodidad en el puesto de trabajo, no hay forma de ofrecer educación de calidad al alumno. Además, a partir de la resistencia, tomamos un camino que, de no reconsiderarlo, nos conduce al resentimiento, y a la siguiente: revancha. Y por supuesto que más difícil será regresar a la cooperación.

En la etapa de la resistencia nos “desalineamos”, dejamos de ser nosotros mismos, nos dedicamos a “aguantar” imposiciones reprimiéndonos. Esto se manifiesta, por ejemplo, cuando llegamos tarde a reuniones agendazas o aplazamos u olvidamos, cuando no hablamos cuando debemos, etc.

Este primer momento desemboca en una segunda etapa llamada resentimiento. En este momento ya estamos enojados, furiosos y no logramos ver las cosas con claridad, eso nos lleva a no asistir a las reuniones y si lo hacemos nos negamos a atender o sólo nos centramos en los problemas.

En la fase de la revancha perdemos directamente el control de nuestra conducta: la acción del otro pasa a condicionar absolutamente la nuestra.

Cuando nos acomodamos en una de estas tres etapas, se nota una comodidad, una conveniencia disfrazada, una opción para no arriesgarnos.

La solución en estos casos se logra sólo cuando nos ponemos en el mismo nivel del otro (por ejemplo, en el lugar del alumno) e intentamos comprenderlo desde su realidad específica. Si nos ubicamos en un escalón superior no hacemos más que alejarlo de cualquier acuerdo posible.

Cuando damos el primer paso, enseguida nuestro entorno responde con más de una señal positiva. Debemos buscar en nuestro interior lo que no encontramos afuera y aplicarlo. Hay que encontrarse con uno mismo sin depender de lo externo.

Ir venciendo la resistencia al cambio, posibilita que se pueda acceder a una serie de logros de tipo personal y profesional, que tienen que ver con el crecimiento y el desarrollo.

Si con esto no logré convencerlos de que las nuevas tecnologías pueden ser una herramienta para educar… No se preocupen, ¡voy a trabajar para lograrlo!
Espero que les haya gustado, pero más espero que les sirve.